Un instante lo puede cambiar todo. Un instante puede ser decisivo. Un instante puede hundirte, o puede subirte a lo más alto.

En un instante te pueden pasar millones de sensaciones, decisiones, sentimientos.

Solo en un instante.

En un instante se cruzan las miradas, se entienden y se hablan.

En un instante, una bala es proyectada por el gatillo de una pistola. Alguien muere. Y en otra parte, el cordón umbilical de un infante se corta. Alguien nace.

La vida se basa en instantes, cada uno con su experiencia, con su historia.

La vida se trata de superar obstáculos. Subir tantas cimas como nos sean posibles.

Hay momentos, en los que la cima nos parece demasiado alta, demasiado difícil. Es cuando nos derrumbamos.

Nos caemos, y al cabo de un tiempo, más temprano, o más tarde, nos volvemos a levantar. Volvemos a alzar la cabeza, y a mirar hacia nuestro objetivo, hacia el horizonte.

Somos el capitán de nuestro barco. Tendremos que sobrevivir a muchas tormentas, a la mala mar y a oleajes tempestuosos. Pero ninguno de ellos acabará con nuestra fortaleza, izando de nuevo las velas al día siguiente.